El pasado viernes se celebró en el Centro Cultural Margarita Nelken de Coslada un acto homenaje a Miguel Hernández.
Organizado por la Agrupación Republicana de Coslada, la Asociación Cultural La Aldea y la Plataforma Ciudadanos por la República, los asistentes al homenaje pudieron disfrutar de los versos del poeta del pueblo, en un acto más del Centenario de Miguel Hernández que se celebrará a lo largo de 2010.
La presentación corrió a cargo de Sandra Hernampérez que estuvo acompañada en la mesa por Laura García, Yara Rodríguez y Mirta Núñez, profesora titular del Departamento de Historia de la Comunicación Social en la UCM y experta en la represión franquista.
Laura García leyó una emotiva carta de Pablo Neruda a la viuda de Miguel Hernández.
Yara Rodríguez emocionó a los asistentes, entre los que había numerosos jóvenes, con algunos de los poemas por los que el poeta fue condenado a muerte. Entre ellos “El niño yuntero” y “Canción del esposo soldado”.
Mirta Núñez, en su conferencia, relató los antecedentes políticos y sociales del poeta y cómo tomó partido por las clases desfavorecidas; él era “hijo de la pobreza”.
Miguel Hernández se involucró desde muy joven en políticas del lado de la República, participando en dos periódicos de la época, Al ataque y Altavoz del frente.
Mirta Núñez relató cómo fue detenido, al finalizar la guerra, en un intento desesperado por pasar a Portugal, en Huelva, cerca de la frontera.
En la cárcel, Miguel Hernández enfermó de tuberculosis, enfermedad que sus carceleros no curaron, no le proporcionaron medicinas, entre otras cosas, porque la Iglesia católica utilizaba esto para presionar a la familia y a los presos. Los que volvían al seno de la religión católica, pidiendo perdón, casándose por la iglesia o bautizando a los hijos, es posible que tuvieran remedio para sus enfermedades. En aquellos años la iglesia católica, aliados y cómplices de los golpistas, tenía mucho poder.
Ni Miguel Hernández ni su familia cedieron a este terrible chantaje de la Iglesia y los franquistas. Murió en la enfermería de la prisión de Alicante en 1942, a los 31 años de edad.
La ocultación de todo lo relativo al gobierno de la República se llevó a cabo también durante la Transición, aparte de la dictadura, y aún actualmente en los planes sucesivos de estudios, donde se da una mezcla de manipulación y ocultación de los hechos más importantes de aquellos años.
La alfabetización fue una de las banderas más importantes de la República.
Hay que seguir luchado por lo evidente, concluía su conferencia la doctora Núñez, contra la desmemoria.
Organizado por la Agrupación Republicana de Coslada, la Asociación Cultural La Aldea y la Plataforma Ciudadanos por la República, los asistentes al homenaje pudieron disfrutar de los versos del poeta del pueblo, en un acto más del Centenario de Miguel Hernández que se celebrará a lo largo de 2010.
La presentación corrió a cargo de Sandra Hernampérez que estuvo acompañada en la mesa por Laura García, Yara Rodríguez y Mirta Núñez, profesora titular del Departamento de Historia de la Comunicación Social en la UCM y experta en la represión franquista.
Laura García leyó una emotiva carta de Pablo Neruda a la viuda de Miguel Hernández.
Yara Rodríguez emocionó a los asistentes, entre los que había numerosos jóvenes, con algunos de los poemas por los que el poeta fue condenado a muerte. Entre ellos “El niño yuntero” y “Canción del esposo soldado”.
Mirta Núñez, en su conferencia, relató los antecedentes políticos y sociales del poeta y cómo tomó partido por las clases desfavorecidas; él era “hijo de la pobreza”.
Miguel Hernández se involucró desde muy joven en políticas del lado de la República, participando en dos periódicos de la época, Al ataque y Altavoz del frente.
Mirta Núñez relató cómo fue detenido, al finalizar la guerra, en un intento desesperado por pasar a Portugal, en Huelva, cerca de la frontera.
En la cárcel, Miguel Hernández enfermó de tuberculosis, enfermedad que sus carceleros no curaron, no le proporcionaron medicinas, entre otras cosas, porque la Iglesia católica utilizaba esto para presionar a la familia y a los presos. Los que volvían al seno de la religión católica, pidiendo perdón, casándose por la iglesia o bautizando a los hijos, es posible que tuvieran remedio para sus enfermedades. En aquellos años la iglesia católica, aliados y cómplices de los golpistas, tenía mucho poder.
Ni Miguel Hernández ni su familia cedieron a este terrible chantaje de la Iglesia y los franquistas. Murió en la enfermería de la prisión de Alicante en 1942, a los 31 años de edad.
La ocultación de todo lo relativo al gobierno de la República se llevó a cabo también durante la Transición, aparte de la dictadura, y aún actualmente en los planes sucesivos de estudios, donde se da una mezcla de manipulación y ocultación de los hechos más importantes de aquellos años.
La alfabetización fue una de las banderas más importantes de la República.
Hay que seguir luchado por lo evidente, concluía su conferencia la doctora Núñez, contra la desmemoria.
2 comentarios:
Un viernes a esa hora me fue imposible acudir... ¡A ver si para la próxima!
Para la próxima te esperamos, querido amigo.
Un abrazo.
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