sábado, 23 de octubre de 2010

Un día en la biblioteca

Mi madre me ha metido en una sala de la biblioteca donde hay otros niños muy pequeños, como yo. Hay muchos muñecos de trapo por el suelo y estanterías bajitas con libros sin letras. Me revuelco por el suelo con los demás niños, entre los muñecos y los libros. A veces nos los tiramos unos a otros. Es muy divertido. Y podemos gritar y jugar lo que queramos.

Ahora vamos a la sala infantil, mi mamá me enseña unos libros que me gustan, con unas letras que reconozco porque me las han enseñado en el colegio. Le digo los que más me gustan y me pongo a leerlos junto a mi madre y unas amigas que también han traído a sus hijos.

Cansado de leerlos, me dirijo a la mesa de la bibliotecaria que me indica dónde están los libros que leen todos los chicos de mi edad, el best seller de moda, son varios volúmenes, pero no me importa, todo el mundo dice que están muy bien. Mis padres prefieren que lea los que me mandan en el instituto pero les convenzo para llevarme a casa uno de ellos de vez en cuando.

Me gusta venir aquí, a veces quedamos varios compañeros de clase para hacer los deberes y trabajos que nos mandan en el Insti. Muchos días nos regaña la bibliotecaria porque, sin darnos cuenta, elevamos mucho la voz o empezamos a jugar entre nosotros o con los de las mesas de al lado y, claro, se harta de nosotros y a veces nos echa de la biblioteca.

Voy a la sala de préstamos de adultos porque he quedado con unos amigos para coger algunas películas para el fin de semana y un libro que me han pedido en la universidad. También cogeré alguna peli para mis padres. Aprovecho para ver qué novedades han puesto últimamente y ver si han traído el libro que les pedí. Reservo un libro que he visto en las novedades y echo un vistazo a los últimos discos que han sacado a las estanterías.

Subo a la sala de estudio porque estos días hay que hincar los codos, no queda mucho para los exámenes y hay que estar preparado, la universidad es mucho más dura que el instituto y no me gustaría suspender. Además, este año empecé a trabajar y las dos cosas se me están haciendo muy cuesta arriba.

Apenas me queda tiempo para nada; menos mal que tengo una novia comprensiva y entiende que tengo que terminar la carrera. El fin de semana que viene nos iremos por ahí, lejos de la ciudad, para desconectar.

Saludo a unos amigos que están preparando unas oposiciones y paso un momento a la sala de ordenadores, tengo que mirar unas cosas en Internet.

Al final he estado en el ordenador más tiempo del previsto, siempre me pasa lo mismo… empiezo con el correo electrónico, después el Facebook, el blog… total, que me dan las tantas y no me entero.

Paso a la hemeroteca donde consulto todos los días el periódico y algunas revistas; hay muchas, de todos los temas.

Todos los periódicos cuentan las mismas mentiras, con distinto enfoque, pero igual. Es difícil encontrar la verdad en un periódico. A veces, si buscas en los medios alternativos digitales, en Internet, puedes leer algo más objetivo.

En eso estamos de acuerdo los compañeros del hogar del pensionista. Como ahora tenemos todo el tiempo del mundo nos dedicamos a leer los periódicos y comentar las noticias. Es entretenido, aunque a veces salimos discutiendo por tonterías. Ya los viejos no tenemos tanta paciencia como los jóvenes. Y si es de política ya no te cuento, mejor no hablar. Lo mismo que de fútbol. Cada uno con su equipo.

Desde que me jubilé me gusta venir por aquí a leer el periódico y a observar a los jóvenes. Ha cambiado mucho todo. ¿O he sido yo…?

¡Cómo pasa el tiempo!, parece que llevo aquí toda la vida… y llegué por la mañana, que vine con… con… bueno, no recuerdo ahora. Es igual.

Buena se va a poner mi mujer, ni he ido a comer, ni la llamé… Estará preocupadísima.

Me voy para casa. Mañana será otro día…

sábado, 16 de octubre de 2010

Luis García Montero en San Fernando de Henares





















“Las cosas verdaderamente importantes las saltamos por alto, nos las han enajenado, privatizado”


El pasado jueves, 7 de octubre, pudimos disfrutar de un enriquecedor encuentro literario con el poeta Luis García Montero, en la Biblioteca Central Rafael Alberti de San Fernando de Henares.

El Ayuntamiento le invitó para compartir unas horas con los vecinos y vecinas de San Fernando de Henares y para inaugurar el Centro Multifuncional con el nombre de José Saramago.

Siempre es un placer escuchar a este profesor de literatura de la Universidad de Granada, poseedor de varios premios literarios, Premio Adonáis en 1982, Premio Loewe en 1993 y el Premio Nacional de Literatura en 1994. En 2003, con La intimidad de la serpiente, le concedieron el Premio Nacional de la Crítica. Y el público salió en cantado del acto, algunos tuvieron la suerte de que el poeta les firmara algunos libros.

Para García Montero hay que “defender la poesía para defender y reivindicar la conciencia individual”, el poeta “no se puede permitir el lujo de pensar las cosas solo dos veces, hay que pensarlo más de tres; al decir lo primero que pensamos nos viene el pensamiento repetido como loros, lo que flota en el ambiente, sin meditarlo”.

El poeta, muy comprometido socialmente, cree que solemos pensar con titulares, o blanco o negro, “las cosas verdaderamente importantes, las saltamos por alto, nos las han enajenado, privatizado”, el papel de la literatura es “reivindicar la propia libertad poniéndote en el papel del otro”. Y una bonita metáfora, “las palabras son el espacio público de la gente”.

Para terminar, antes de pasar a las preguntas del público, leyó dos poemas, uno de García Lorca, La aurora, y otro suyo, Mujeres, “la libertad sexual no es la que vemos en la telebasura”, y "la anorexia es una de las grandes metáforas de la sociedad", aseguraba, para explicar su poema.

Finalizado el encuentro literario se dirigió a la inauguración del Centro Multifuncional José Saramago, donde un numeroso público pudo disfrutar de su poesía.

Publicado en: La República.es


miércoles, 6 de octubre de 2010

Tal día como hoy de hace 30 años


El 6 de octubre de 1980 se abrió al público la Biblioteca Municipal de San Fernando de Henares, que había sido inaugurada 6 meses antes, en abril, por esas cosas de la política, y no pudo abrirse hasta el mes de octubre de ese mismo año.

Cumplimos 30 años de existencia de la institución.

Como no ha habido una conmemoración oficial de este hecho, ni en este ni en ningún otro aniversario, me permito hacer mi particular homenaje a los socios y usuarios de la Biblioteca, lo más importante que tenemos, sin ellos nada de lo que ahora tenemos sería posible.

Han pasado muchos socios y socias desde aquel lejano 6 de octubre. Sería muy difícil reflejar aquí los nombres de todos y los recuerdos que traen muchísimos de ellos a mi memoria.

Valga como muestra de reconocimiento el recuerdo de los nombres de aquellos 25 primeros socios:

1. Mª Carmen G., 2. Miguel R., 3. José M., 4. Antonio R., 5. Fernando G., 6. Luis J., 7. Pedro G., 8. Albina O., 9. Francisco Z., 10. José Mª S., 11. Antonio O., 12. Miguel P., 13. Emilio S., 14. Miguel E., 15. Miguel A. A., 16. Alicia F., 17. Rosa Mª A., 18. Manuel M., 19. Mercedes M., 20. Alejandra R., 21. Santiago A., 22. Mª Carmen H., 23. Ángeles A., 24. Pilar C., 25. Jesús C.

Gracias a todos ellos y a los que llegaron después.

Nos vemos en la biblioteca.