
Javier Parra es director de La República
Gadafi es un dictador. Lo es hoy, pero lo era ayer cuando era un ejemplo a seguir en la zona y un amigo de Zapatero, de Sarkozy, de Bush, de Aznar… Lo era cuando Zapatero permitió que instalara su Haima en Madrid, y lo era cuando Aznar recibía sus regalos y lo visitaba en Libia incluso después de abandonar la presidencia. Lo era también cuando España le vendía millones y millones de euros en armas a Libia.
Hoy se le bombardea, a él y al pueblo libio, porque las bombas no saben distinguir entre civiles y militares, o entre libios pro-gadafi y libios anti-gadafi.
A Libia no se le bombardea para defender a los civiles, si fuera así habría que bombardear también Marruecos o Israel, que de manera reiterada violan todas y cada una de las resoluciones de Naciones Unidas relativas a los derechos humanos. Y ni siquiera los más enfervorizados defensores del pueblo palestino y el pueblo saharaui pedimos un bombardeo contra los países que los machacan. A Libia se la bombardea por petróleo, como en su día se bombardeó Iraq. ¿Desde cuando a la OTAN le ha importado la democracia en el mundo? ¿Y a EEUU? ¿Quien controla a los dictadores árabes? ¿Quien durante años ha derrocado democracias y procesos populares a favor de los pueblos?
Muchos españoles – quizá menos que hace ocho años, pero muchos igualmente – decimos NO A LA GUERRA, y denunciamos el oportunismo político de los Partidos y organizaciones que apoyan una guerra o no según quien esté en el gobierno. El comportamiento del PSOE da vergüenza, el de CCOO y UGT es miserable. El español es un pueblo pacifista por naturaleza, pero muy sensible, como todos, a la más ruín manipulación mediática y partidaria del bipartidismo que controla sus medios como si de su NODO particular se tratase. Dice Julio Anguita que cada vez que nos sentamos delante de un televisor tenemos que ponernos a la defensiva, pero también cada vez que abrimos un periódico o encendemos la radio. Y es que lo de los medios de comunicación con el asunto libio es un insulto a la inteligencia colectiva, promoviendo la la “aznarización” de España entera y haciendo creer que quienes estamos contra la guerra estamos con Gadafi, o que las bombas de la OTAN no matan civiles. Los mismos argumentos que usaba el Gobierno del PP en 2003 con Sadam.
Decía Lincoln que es posible engañar a todo el mundo algún tiempo, y engañar a algunos todo el tiempo, pero que es imposible engañar a todo el mundo todo el tiempo. Yo confío en la inteligencia del pueblo español, y en que una vez más haga florecer, como una vez lo hizo, el espíritu del NO A LA GUERRA. Esta vez no hay oportunistas en el barco, ni tenemos a favor los medios del régimen. Sólo contamos con nuestra inteligencia y nuestra audacia. Si no sabemos usarlas, estamos jodidos.
A Libia no se le bombardea para defender a los civiles, si fuera así habría que bombardear también Marruecos o Israel, que de manera reiterada violan todas y cada una de las resoluciones de Naciones Unidas relativas a los derechos humanos. Y ni siquiera los más enfervorizados defensores del pueblo palestino y el pueblo saharaui pedimos un bombardeo contra los países que los machacan. A Libia se la bombardea por petróleo, como en su día se bombardeó Iraq. ¿Desde cuando a la OTAN le ha importado la democracia en el mundo? ¿Y a EEUU? ¿Quien controla a los dictadores árabes? ¿Quien durante años ha derrocado democracias y procesos populares a favor de los pueblos?
Muchos españoles – quizá menos que hace ocho años, pero muchos igualmente – decimos NO A LA GUERRA, y denunciamos el oportunismo político de los Partidos y organizaciones que apoyan una guerra o no según quien esté en el gobierno. El comportamiento del PSOE da vergüenza, el de CCOO y UGT es miserable. El español es un pueblo pacifista por naturaleza, pero muy sensible, como todos, a la más ruín manipulación mediática y partidaria del bipartidismo que controla sus medios como si de su NODO particular se tratase. Dice Julio Anguita que cada vez que nos sentamos delante de un televisor tenemos que ponernos a la defensiva, pero también cada vez que abrimos un periódico o encendemos la radio. Y es que lo de los medios de comunicación con el asunto libio es un insulto a la inteligencia colectiva, promoviendo la la “aznarización” de España entera y haciendo creer que quienes estamos contra la guerra estamos con Gadafi, o que las bombas de la OTAN no matan civiles. Los mismos argumentos que usaba el Gobierno del PP en 2003 con Sadam.
Decía Lincoln que es posible engañar a todo el mundo algún tiempo, y engañar a algunos todo el tiempo, pero que es imposible engañar a todo el mundo todo el tiempo. Yo confío en la inteligencia del pueblo español, y en que una vez más haga florecer, como una vez lo hizo, el espíritu del NO A LA GUERRA. Esta vez no hay oportunistas en el barco, ni tenemos a favor los medios del régimen. Sólo contamos con nuestra inteligencia y nuestra audacia. Si no sabemos usarlas, estamos jodidos.