jueves, 22 de enero de 2009

Enrique Ruano, franquismo y postfranquismo

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Salvador López Arnal. Para Kaos en la Red 20-1-2009


Tomo los datos básicos de artículos de prensa y de los ecos que mi memoria ha acuñado de aquel asesinato.

Enrique Ruano estudiaba quinto de Derecho en la Universidad de Madrid y era militante de los FELIPE, del Frente de Liberación Popular, una organización de izquierda comunista en la que también militó, por ejemplo, Manuel Vázquez Montalbán. El 17 de enero de 1969 fue detenido en un bar, junto a su compañera y dos personas más, por sicarios de la policía franquista. Fue acusado de actividades subversivas contra el Régimen del general golpista Francisco Franco. Después de tres días interminables de tortura y malos tratos en comisaría, fue conducido por tres policías a un piso del centro de Madrid para realizar un registro. Ruano subió esposado hasta el séptimo piso del número 60 de la calle del General Mola (actualmente, Príncipe de Vergara). No salió vivo.

Los policías que le acompañaron declararon que Ruano emprendió una carrera alocada hacia la salida de la casa y que, sin llegar a la escalera, se arrojó a un patio interior. Así se afirma en el escueto informe policial que da cuenta de los hechos. Era, recuerdo, enero de 1969, treinta años después de finalizada la guerra civil, cinco años después de aquellos abyectos “25 años de paz” promovidos por el ministro de Información del fascismo español, seis años después del asesinato de Julián Grimau.

La primera autopsia que se practicó, al poco de su muerte, localizó una herida “contusa redondeada” de siete milímetros de diámetro con fractura en la clavícula. A la familia no se le permitió tener en la autopsia a un médico de su confianza. Los forenses del régimen franquista, médicos, funcionarios, que habían realizado el juramento hipocrático, atribuyeron la herida a un clavo contra el que habría impactado Ruano en su caída al patio interior. No era ninguna broma macabra. Era conjetura, tesis, informe oficial.

La familia de Enrique Ruano consiguió que se reabriera el sumario veinte después. Dos años después de la reapertura del proceso, se exhumó de nuevo el cadáver: ¡tenía serrado ese trozo de hueso! No ha aparecido hasta la fecha. El impudor no tiene límites. Eso sí, el informe, el segundo informe forense, desestima la teoría del clavo y señala que pudo ser perfectamente una bala que penetró en el cuerpo del joven estudiante de Derecho. Se quedó en eso.

Los tres policías que acompañaron a Ruano al registro de la calle general Mola fueron ascendidos a comisarios. Llevados a juicio en 1996, veintisiete años después, fueron absueltos con el voto en contra de una juez que estimó que los hechos eran constitutivos de asesinato.

¿Cómo se enteraron los familiares de Enrique Ruano de lo sucedido? Un policía llamó a la casa familiar. Habló con el padre de Enrique y se lo comunicó. “Su hijo se ha suicidado. Lo siento. Buenos días”. Acaso fueran menos amables.

¿Qué se sabe de los tres policías que llevaron a Ruano al piso del general Mola? Dos de ellos, ya comisarios, se jubilaron en 1996. Tendrán ahora unos 75 años aproximadamente y cobran puntualmente su pensión de comisarios de policía. En su expediente funcionarial no figura ninguna crítica, ninguna sanción por lo sucedido. Es un expediente inmaculado. Hicieron lo que debieron hacer. Nadie les ha hecho ver nunca que no se limitaron a cumplir órdenes sino que fueron, que siguen siendo, corresponsables de un asesinato. Nunca nadie se lo dirá probablemente.

¿No fue un asesinato de Estado la muerte de Ruano? ¿No fue un acto terrorista? ¿Ha perdido disculpas alguna vez el Estado por esa muerte? ¿Consta en algún lugar, oficialmente, que Enrique Ruano fue asesinado por la policía del franquismo?

Enrique Ruano tenía 21 años cuando fue asesinado. Ninguna calle en Madrid, si no ando errado, ojalá me equivoque, lleva su nombre. El ministro de Información y Turismo, director de orquesta de la información dada por el Régimen sobre el asesinato y probable impulsor del estado de excepción decretado tres días después tras la contundente respuesta universitaria y ciudadana por el asesinato, se llamaba Manuel Fraga Iribarne y es presidente, sigue siendo presidente fundador, de un partido que se presenta ante la ciudadanía como firme defensor de la Constitución de 1978 y de las libertades democráticas.

7 comentarios:

Sarashina dijo...

Fue un asesinato, sin duda, y como otros muchos ha quedado impune. Es algo terrible que la represión franquista no sea sacada a la luz en su totalidad y castigada, así como las víctimas resarcidas de algún modo. Me indigna que asesinos estén viviendo tranquilamente su vejez sin ningún reproche social ni el justo castigo.

Marisa Peña dijo...

Pues sí otro más para la cloaca del fascismo español, ese que algunos se empeñan en vestir de periodo tranquilo y feliz pero que muchos sabemos cuánto horror produjo, horror extendido en el tiempo. Cuarenta años de horror¿quién da más ? En fin, no callemos y que sus nombres no se borren de la memoria ni de la historia. Un abrazo amigo y gracias por tu lucha y tu compromiso con todas las causas justas...

Anónimo dijo...

Yo también siento rabia e indignación porque asesinatos así queden impunes. La Transición fue una vergüenza nacional. No sé dónde ven lo modélico de eso. Hay cosas que no se pueden olvidar.
Un abrazo, Clares.

La tranquilidad de los cementerios, que decían, Marisa. A mucha gente el miedo les impedía ver las injusticias, preferían mirar para otro lado. Afortunadamente hubo otros muchos que decidieron luchar; cada uno a su manera, pero nunca quedarse quietos y callados. A esos nunca les debemos olvidar.
Gracias a ti siempre, Marisa.
Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

hablando mal y pronto: Cabrones.
y como Enrique habrá a patadas que de manera tan insultante e injusta han sido asesinados como si no pasara nada.

Qué vergüenza de país, cuando todo se sabe y se mira hacia otro lado porque es más bonito.

Yo no he vivido esa época (y gracias) pero la injusticia es la injusticia, ahora, antes y en el futuro.

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario, Valzarest, es una prueba de que los jóvenes no están tan dormidos como algunos despistados piensan.
Yo en esa época era un niño de 14 años y no me enteraba de mucho. Hasta que empecé a trabajar como electricista, en las obras, a los 16 años. Ahí me dí cuenta de que no todo estaba tan tranquilo. Vi las luchas de los trabajadores de la construcción, sus protestas jugándose el tipo, las detenciones de algunos albañiles, los sindicatos clandestinos… en fin, no te quiero contar batallitas. Ahora todo ha cambiado tanto que no reconozco a aquellos sindicatos en éstos que tienen las mismas siglas.
A pesar de todo hay que seguir empujando, luchando contra las injusticias por una sociedad más justa y verdaderamente democrática.
Muy interesante el enlace a un tal Fraga que hay al final del artículo. Muchos jóvenes como tú, querida Valzarest, podrían pensar que ha sido un demócrata de toda la vida. Nada más lejos de la realidad. Es una prueba viviente de lo "benévola" (léase vergonzosa) que fue la Transición en España.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Si tienes toda la razón.
Ahora la moda es llevar la contraría siempre que se pueda.
Ya no se tienen los valores que impulsaban a los grupos de antes, ahora simplemente se hace algo porque está de moda, porque el bulto dice que está bien, o porque símplemente en su momento lo estubo, lo defendía y a estas alturas de la vida con la cantidad de sucesos ocurridos no tiene sentido defender.

A mi esas batallitas me gustan y parecen fundamentales para tener una visión holística de todo lo que me rodea, porque se, que me falta mucha base para comprender todo lo que está ocurriendo ahora.
(ya sabes... la educación de hoy en día, que no son clases magistrales y debes buscártelas tú básicamente, como nuestro fantástico Plan Bolonia xDDD)

Anónimo dijo...

Hay una parte de la historia de España que no nos han querido enseñar a ninguno, Valzarest, ni a la gente de tu edad ni a los que tienen la mía. Para compensar ese déficit, no nos queda más remedio que buscarnos la vida por nuestra cuenta. Ahora hay mucha información, demasiada. Hay mucho "ruido", como dicen los documentalistas, hay un exceso que debemos seleccionar y leer y ver con espíritu crítico, ver qué fuentes te lo están contando y a qué intereses empresariales o políticos sirven. Es difícil, pero no queda más remedio para evitar manipulaciones.
Un abrazo.