por JOSE LUIS MANCHÓN - "El Faro Crítico"
Europa es un pésimo lugar para intentar hacer política. Uno de los principales objetivos de esta actividad humana, es poder influir en el poder ó llegar a ocuparlo, para desde allí, promover la modificación sustancial de realidades en todo tipo de ámbitos; pero el poder político por estas latitudes está tomado por el “Capital”.
La configuración de la “Comunidad Económica Europea” como una asociación de países donde se “blinda” la posibilidad de modificación del sistema económico, no permite la posibilidad de un cambio sustancial en el estado actual de las cosas. Europa, por lo tanto, guarda servidumbre a las leyes del mercado y a las decisiones adoptadas por los consejos de administración de las grandes compañías transnacionales. Consejos integrados por personas que no han sido elegidas democráticamente, y que por supuesto, no tienen entre sus objetivos la búsqueda del “Interés general”.
Europa es un pésimo lugar para intentar hacer política. Uno de los principales objetivos de esta actividad humana, es poder influir en el poder ó llegar a ocuparlo, para desde allí, promover la modificación sustancial de realidades en todo tipo de ámbitos; pero el poder político por estas latitudes está tomado por el “Capital”.
La configuración de la “Comunidad Económica Europea” como una asociación de países donde se “blinda” la posibilidad de modificación del sistema económico, no permite la posibilidad de un cambio sustancial en el estado actual de las cosas. Europa, por lo tanto, guarda servidumbre a las leyes del mercado y a las decisiones adoptadas por los consejos de administración de las grandes compañías transnacionales. Consejos integrados por personas que no han sido elegidas democráticamente, y que por supuesto, no tienen entre sus objetivos la búsqueda del “Interés general”.
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