Julio Castro - laRepúblicaCultural.es
Cuando unos piratas terroristas van a asaltar un buque en alta mar, las autoridades marítimas internacionales recomendarán, en buena lógica, que se intente repeler el asalto. Tengamos en cuenta que un buque secuestrado es muy difícil de defender o recuperar, como se ha comprobado hace unos meses con la flota pesquera española y de otros países en el cono sur de África, a manos de los piratas somalíes.
Por eso hubiese sido de esperar que los integrantes de la flotilla que se dirigía a llevar ayuda humanitaria a Gaza disparasen o tratase de matar a los terroristas enviados por el ejército israelí a asaltarles. No sólo por repeler el ataque, sino en defensa de los productos de ayuda a la población palestina que transportaban en sus bodegas, dado que el gobierno hebreo había mandado robar esos enseres recogidos para los ciudadanos de la cercada Gaza.
Lo cierto es que, lejos de matar a los terroristas israelíes, los integrantes de la flotilla les tiraron agua con mangueras, alguna bengala de señalización (por lo que parece) y trataron de alejarlos con algún palo o cadena. En la otra parte, misiles, metralletas y subfusiles ultramodernos patrocinados por Estados Unidos (y seguramente por países europeos como nuestra propia España) se enfrentaban para asesinar a todos los civiles que pudiesen.
Y es que, contrariamente a lo que dicen los terroristas israelíes, los integrantes de la flotilla no iban en son violento, sino con bandera de paz, para poder ayudar a una población con la que estos mismos terroristas de Israel quieren hacer un genocidio. Hubiese sido impensable creer que les dejasen pasar con armas los milicos judíos, así que ¿para qué llevarlas? De esa manera no hubiese llegado la misión a puerto, y se trataba de que llegase sí o sí.
Ahora, con montajes del Mossad (esos terroristas israelíes que con pasaportes españoles, británicos y demás, que no sabemos quién les proporciona se dedican a ir asesinando por todo el mundo), quieren demostrar que los integrantes de la flotilla no eran pacíficos porque se defendieron: eran tan pacíficos que ningún terrorista murió en el asalto al barco. Eran tan pacíficos que murieron ellos sin poder defenderse.
Los gobiernos israelíes ejercen el terror desde hace décadas, pero ahora les ha tocado a nuestros conciudadanos. Los que estamos contra la violencia y las guerras no queríamos entrar en la OTAN, y seguimos sin querer estar, pero ¿qué ocurrirá si Turquía invoca el artículo del Tratado de la Alianza que obliga a sus aliados a intervenir en su defensa? Seguramente, que pocos o ninguno acudirán, ya que los yanquis, una vez más, se han posicionado junto a los culpables asesinos a fin de defender sus bolsillos llenos. Pero lo que los terroristas israelíes han desatado en este caso bordea el abismo de una nueva guerra global, que ya no se limitaría a la zona, porque ahora afecta en distintos territorios, debido al control económico que se les ha permitido ejercer a lo largo y ancho de todo el mundo (países árabes incluidos, aunque lo disimulen un poco, ya que los pozos de petróleo los gestionan empresas multinacionales bajo control de origen judío, pero bajo otras banderas).
Esto no es una cuestión de nacionalidades ni de xenofobias (que nadie se sume para identificarse atacando al pueblo judío), tampoco debe admitirse que se trate de una guerra de religiones, sino que es un enfrentamiento de poder, para exterminar a unos cuantos y someter al resto: y eso, no se puede permitir, es el comienzo del nazismo del siglo XXI.
Cuando unos piratas terroristas van a asaltar un buque en alta mar, las autoridades marítimas internacionales recomendarán, en buena lógica, que se intente repeler el asalto. Tengamos en cuenta que un buque secuestrado es muy difícil de defender o recuperar, como se ha comprobado hace unos meses con la flota pesquera española y de otros países en el cono sur de África, a manos de los piratas somalíes.
Por eso hubiese sido de esperar que los integrantes de la flotilla que se dirigía a llevar ayuda humanitaria a Gaza disparasen o tratase de matar a los terroristas enviados por el ejército israelí a asaltarles. No sólo por repeler el ataque, sino en defensa de los productos de ayuda a la población palestina que transportaban en sus bodegas, dado que el gobierno hebreo había mandado robar esos enseres recogidos para los ciudadanos de la cercada Gaza.
Lo cierto es que, lejos de matar a los terroristas israelíes, los integrantes de la flotilla les tiraron agua con mangueras, alguna bengala de señalización (por lo que parece) y trataron de alejarlos con algún palo o cadena. En la otra parte, misiles, metralletas y subfusiles ultramodernos patrocinados por Estados Unidos (y seguramente por países europeos como nuestra propia España) se enfrentaban para asesinar a todos los civiles que pudiesen.
Y es que, contrariamente a lo que dicen los terroristas israelíes, los integrantes de la flotilla no iban en son violento, sino con bandera de paz, para poder ayudar a una población con la que estos mismos terroristas de Israel quieren hacer un genocidio. Hubiese sido impensable creer que les dejasen pasar con armas los milicos judíos, así que ¿para qué llevarlas? De esa manera no hubiese llegado la misión a puerto, y se trataba de que llegase sí o sí.
Ahora, con montajes del Mossad (esos terroristas israelíes que con pasaportes españoles, británicos y demás, que no sabemos quién les proporciona se dedican a ir asesinando por todo el mundo), quieren demostrar que los integrantes de la flotilla no eran pacíficos porque se defendieron: eran tan pacíficos que ningún terrorista murió en el asalto al barco. Eran tan pacíficos que murieron ellos sin poder defenderse.
Los gobiernos israelíes ejercen el terror desde hace décadas, pero ahora les ha tocado a nuestros conciudadanos. Los que estamos contra la violencia y las guerras no queríamos entrar en la OTAN, y seguimos sin querer estar, pero ¿qué ocurrirá si Turquía invoca el artículo del Tratado de la Alianza que obliga a sus aliados a intervenir en su defensa? Seguramente, que pocos o ninguno acudirán, ya que los yanquis, una vez más, se han posicionado junto a los culpables asesinos a fin de defender sus bolsillos llenos. Pero lo que los terroristas israelíes han desatado en este caso bordea el abismo de una nueva guerra global, que ya no se limitaría a la zona, porque ahora afecta en distintos territorios, debido al control económico que se les ha permitido ejercer a lo largo y ancho de todo el mundo (países árabes incluidos, aunque lo disimulen un poco, ya que los pozos de petróleo los gestionan empresas multinacionales bajo control de origen judío, pero bajo otras banderas).
Esto no es una cuestión de nacionalidades ni de xenofobias (que nadie se sume para identificarse atacando al pueblo judío), tampoco debe admitirse que se trate de una guerra de religiones, sino que es un enfrentamiento de poder, para exterminar a unos cuantos y someter al resto: y eso, no se puede permitir, es el comienzo del nazismo del siglo XXI.
3 comentarios:
Muchos saludos colega.
Vengo de leer otro post también muy bueno sobre este tema:
http://www.lansky-al-habla.com/2010/06/un-nino-muerde-un-perro-de-presa-y-el.html
El mundo cada vez apesta más, porque cada vez se hace menos, y cuanto más se trata de hacer, más lo impiden, todo se resumen a dinero dinero y más dinero.
Qué importa el pueblo si yo tengo mi dinero?
Parece mentira que a las altura de la vida en las que estamos, se siga protegiendo por intereses monetarios y politicos, antes que por un bienestar y paz general.
Ya leí también, lo bueno que es papi empresa norteamérica dando semillas tratadas que no se pueden reutilizar a los haitianos... ya se le ve las orejas al lobo.....
Siento mucho si mis comentarios se ven algo radicales, pero estos temas me tienen muy quemada.
1 abrazo!
Tienes mucha razón, querida Cigarra, un artículo muy recomendable de Lansky.
Un abrazo.
No pasa nada, querida Bea, no debes disculparte por tus comentarios, al contrario, pienso que todos deberíamos ser más radicales e intransigentes con los abusos del poder. Los poderosos actúan así porque no encuentran oposición, si no, se lo pensarían dos veces.
Un abrazo.
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