En la plaza de la República Española de Alcobendas, llamada ahora Plaza del Pueblo, se celebró el pasado sábado, 12 de junio, un homenaje popular a Miguel Hernández.
El acto estaba organizado por el colectivo Cultura Indigente y contó con la participación de poetas como Santiago Tena, Eva Márquez, Ada Menéndez, Eduardo Andradas, Marisa Peña, José Zúñiga, Ricardo Bórnez, Laura Gómez Recas y varios ciudadanos que quisieron homenajear al poeta del Pueblo.
El acto se celebró en la plaza, como seguramente le hubiera gustado al poeta comunista, cerca del pueblo. El día amenazaba lluvia pero afortunadamente el agua respetó a la audiencia y esperó a que concluyera el acto.
Con este recital poético se reivindicaba también la memoria de los dos alcaldes republicanos de Alcobendas, Antonio Vázquez y Víctor Muñoz que, a pesar del tiempo transcurrido, no tienen una calle dedicada a su memoria y a su lucha por la libertad y la democracia.
Terminado el acto, las quejas de dos jóvenes, alumnos de un instituto de enseñanza media de la localidad, nos devuelven a la realidad. Los chicos protestaban porque la dirección de su centro les obligaba a quitarse sus chapas con la bandera republicana, la hoz y el martillo o pegatinas antifascistas, de lo contrario, no les permitirán asistir a clase.
Parece que nuestra avanzada democracia no lo es tanto. La lucha debe continuar.
El acto estaba organizado por el colectivo Cultura Indigente y contó con la participación de poetas como Santiago Tena, Eva Márquez, Ada Menéndez, Eduardo Andradas, Marisa Peña, José Zúñiga, Ricardo Bórnez, Laura Gómez Recas y varios ciudadanos que quisieron homenajear al poeta del Pueblo.
El acto se celebró en la plaza, como seguramente le hubiera gustado al poeta comunista, cerca del pueblo. El día amenazaba lluvia pero afortunadamente el agua respetó a la audiencia y esperó a que concluyera el acto.
Con este recital poético se reivindicaba también la memoria de los dos alcaldes republicanos de Alcobendas, Antonio Vázquez y Víctor Muñoz que, a pesar del tiempo transcurrido, no tienen una calle dedicada a su memoria y a su lucha por la libertad y la democracia.
Terminado el acto, las quejas de dos jóvenes, alumnos de un instituto de enseñanza media de la localidad, nos devuelven a la realidad. Los chicos protestaban porque la dirección de su centro les obligaba a quitarse sus chapas con la bandera republicana, la hoz y el martillo o pegatinas antifascistas, de lo contrario, no les permitirán asistir a clase.
Parece que nuestra avanzada democracia no lo es tanto. La lucha debe continuar.
Publicado en La República.es
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