Dicen que los egipcios estaban hartos ya del Mubarak ése, que llevaba en el poder 30 años y además quería poner a su hijo para que continuara al frente del país.
Ahora que caigo... en mi país, al Jefe del Estado le nombró un dictador fascista, lleva casi 36 años en el poder y, no contento con eso, quiere dejar a su hijo al frente del país...
Joder, lo mismo pasa igual que en Egipto.
Ahora que caigo... en mi país, al Jefe del Estado le nombró un dictador fascista, lleva casi 36 años en el poder y, no contento con eso, quiere dejar a su hijo al frente del país...
Joder, lo mismo pasa igual que en Egipto.
2 comentarios:
Hola, Eusebio. Me estreno en tu blog y con algo que no es mío, pero que aparte de gustarme, viene a colación:
Desde pequeños, a los elefantes de circo, los atan con fuerza a la estaca del establo itinerante para que no se escapen. Con el paso del tiempo, su memoria, de elefantes, les dice que esa estaca y esa cuerda siempre han estado ahí y que nunca, cuando por travesura, lo intentaron, pudieron librarse; pero su imaginación no les dice que su cuerpo ahora es enorme y que la estaca es la misma y la cuerda se ata con la misma fuerza. Y, ya que no ven más allá de su experiencia, no piensan siquiera que basta tirar un poquito para desasirse de las ligaduras. Y con un simple impulso, arrasar las estructuras de un entramado de feria que no esconde más que pantomima y función viciosa de animales haciendo gracias y cabriolas.
Puede ser que tunecinos y egipcios, y ojalá que los saudíes, los sirios, los marroquíes, los argelinos, los jordanos, los yemeníes… todos sin excepción, dejen a un lado la memoria de los elefantes y se sumen a la imaginación de las sabanas y las espesuras.
Y ojalá que toda la vulgaridad y mediocre sumisión e indecencia de nuestros campos de girasol europeos, tan decadentes, cada vez más inferaces, reciba un nuevo impulso al ver el vendaval de aire libre que viene, oh, quién lo iba a decir, del "oriente" zafio y atrasado.
Un beso, corazón. Y gracias por compartir tu tarde conmigo ;-)
Acertadas palabras, que comparto, querida Marisa.
Y nada de agradecer, para mi fue muy gratificante, tanto a nivel fotográfico como a nivel personal, humano.
Gracias a ti, en todo caso, por compartir tu amistad conmigo.
Un fuerte abrazo.
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