Moderados por la periodista Olga Rodríguez, los conferenciantes nos mostraron el pasado miércoles, 12 de enero, una visión diferente de Haití y de la tragedia del terremoto; muy diferente a la que nos transmiten los grandes medios de comunicación.
A un año de la tragedia, Olga Rodríguez, se preguntó sobre la mala gestión de la catástrofe y de la canalización de las ayudas. “Lo que ocurre todos los días no es noticia, las desigualdades entre ricos y pobres no es noticia porque ocurre todos los días”. Esta comprometida periodista también quiso saber por qué han permitido que se convoquen elecciones en un país en esta dramática situación y por qué no se ha permitido participar al partido con más apoyo popular de Haití.
El acto comenzó con una videoconferencia desde Haití en la que participó Camille Chalmers, director ejecutivo de la PAPDA (plataforma por un desarrollo alternativo), una coalición que reúne organizaciones y redes de distintos tipos que rechazan el diagnóstico, las políticas y los ingresos agotadas de los que se creen amos del mundo como, por ejemplo el G8, las Instituciones Financieras Internacionales, las Empresas transnacionales y sus numerosos colaboradores.
Camille Chalmers manifestó que el modelo económico haitiano está basado en la especulación y que el país debería invertir en educación, infraestructuras, etc. ; romper la dependencia con “actores externos” y fomentar la gestión pública de los servicios esenciales para la población.
La fotógrafa Eva Mañez, mostró su exposición “Haití de cerca”; con esta iniciativa, quiere dar una imagen más digna y culta de lo que se nos muestra en los grandes medios de comunicación.
El sociólogo y profesor de la Universidad de Alicante, Carlos Gómez Gil, habló de su informe “El caso de Haití a fondo” y dio a conocer algunas claves que normalmente pasan desapercibidas para la inmensa mayoría de la población. Según el profesor Gómez Gil, algunas informaciones aprovecha para cuestionar la gestión de la ayuda al desarrollo, haciendo parecer corrupta a toda la sociedad haitiana. También asegura que “El capitalismo sin víctimas es como la religión sin pecado, no funciona”. Además pidió respeto para la dignidad de la población y evitar estos rituales cíclicos de las catástrofes: imágenes y símbolos que sirven para el consumo de masas en el mercado de la solidaridad. Se habla poco del “tipo de catástrofe”, más impacto cuanto más pobre es el país. Es la llamada “catástrofe de clase”. Los pobres tendrían un raro privilegio, son las víctimas preferidas de este tipo de catástrofes.
Por último, el profesor manifestó que había que impedir que los bancos saquen beneficios de esta catástrofe.
Giulia Tamayo, de Amnistía Internacional, centró su intervención en denunciar la violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas haitianas.
La militarización de la catástrofe fue algo absurdo, no se palió la inseguridad de mujeres y niñas ni de nadie.
Decepcionante entrevista de Amnistía Internacional con el presidente de Haití. Según Tamayo, el presidente no se preocupaba de la situación de su pueblo, solo de su agenda política.
Muchas mujeres daban a luz en vertederos, si ninguna garantía sanitaria ni asistencia.
En clave de género, las consecuencias de la tragedia son mucho más catastróficas.
María Sande, de Solidaridad Internacional, nos mostró su trabajo en “Contar con Haití para contar Haití” donde analiza la inmoralidad de utilizar determinadas imágenes de esta tragedia y el doble rasero utilizado con las víctimas de otra tragedia, la del 11-S.
En este trabajo se hace un análisis del tratamiento que se hizo desde las portadas de los periódicos del terremoto, proyectando una imagen pasiva o violenta del país. En realidad fue otra nueva ocupación militar, una injerencia más que acabó con la incipiente democracia. Los primeros días circuló por las portadas de los periódicos el titular de “Haití no existe”. En realidad fueron redes sociales de los propios vecinos los que organizaron la ayuda desde el principio. Estos grupos solidarios organizaron campamentos con seguridad; el pueblo se organizó desde el principio antes de que llegara nadie.
Nos solemos preguntar ¿Quién se acordará de Haití cuando los fotógrafos se hayan ido?, María Sande cree que sería mejor preguntar “de qué se acordarán”
El ex director de Veterinarios sin Fronteras y experto en soberanía alimentaria, Gustavo Duch, nos propuso cantar Haití, con H de Miguel Hernández:
Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
Ilustró a los asistentes a la conferencia con la adaptación de un cuento con personajes que han influido, negativamente, en la historia de Haití, como los Duvalier o Monsanto.
También dejó claro que los llamados “donantes” son en realidad acreedores.
Para finalizar el acto se dio paso a las intervenciones del público que llenó la sala.
Algunas de las intervenciones criticaron que, tanto en Haití como Perú y otros países del entorno, se haya desmantelado el sector público y se hayan quedado sin recursos para hacer frente a tragedias como esta del terremoto.
También pusieron en evidencia que los grandes medios de comunicación hubieran ocultado que la inmensa mayoría de la ayuda médica recibida por Haití fue cubana, pero también de otros países del entorno, como la vecina República Dominicana, Brasil, Venezuela o Ecuador, entre otros.
Otro dato que salió en las intervenciones del público fue que durante el pasado año, se utilizaron 70 millones de € de las ayudas para financiar empresas privadas de gestión del agua.
[Ver más fotos]
[Publicado en La República.es]
A un año de la tragedia, Olga Rodríguez, se preguntó sobre la mala gestión de la catástrofe y de la canalización de las ayudas. “Lo que ocurre todos los días no es noticia, las desigualdades entre ricos y pobres no es noticia porque ocurre todos los días”. Esta comprometida periodista también quiso saber por qué han permitido que se convoquen elecciones en un país en esta dramática situación y por qué no se ha permitido participar al partido con más apoyo popular de Haití.
El acto comenzó con una videoconferencia desde Haití en la que participó Camille Chalmers, director ejecutivo de la PAPDA (plataforma por un desarrollo alternativo), una coalición que reúne organizaciones y redes de distintos tipos que rechazan el diagnóstico, las políticas y los ingresos agotadas de los que se creen amos del mundo como, por ejemplo el G8, las Instituciones Financieras Internacionales, las Empresas transnacionales y sus numerosos colaboradores.
Camille Chalmers manifestó que el modelo económico haitiano está basado en la especulación y que el país debería invertir en educación, infraestructuras, etc. ; romper la dependencia con “actores externos” y fomentar la gestión pública de los servicios esenciales para la población.
La fotógrafa Eva Mañez, mostró su exposición “Haití de cerca”; con esta iniciativa, quiere dar una imagen más digna y culta de lo que se nos muestra en los grandes medios de comunicación.
El sociólogo y profesor de la Universidad de Alicante, Carlos Gómez Gil, habló de su informe “El caso de Haití a fondo” y dio a conocer algunas claves que normalmente pasan desapercibidas para la inmensa mayoría de la población. Según el profesor Gómez Gil, algunas informaciones aprovecha para cuestionar la gestión de la ayuda al desarrollo, haciendo parecer corrupta a toda la sociedad haitiana. También asegura que “El capitalismo sin víctimas es como la religión sin pecado, no funciona”. Además pidió respeto para la dignidad de la población y evitar estos rituales cíclicos de las catástrofes: imágenes y símbolos que sirven para el consumo de masas en el mercado de la solidaridad. Se habla poco del “tipo de catástrofe”, más impacto cuanto más pobre es el país. Es la llamada “catástrofe de clase”. Los pobres tendrían un raro privilegio, son las víctimas preferidas de este tipo de catástrofes.
Por último, el profesor manifestó que había que impedir que los bancos saquen beneficios de esta catástrofe.
Giulia Tamayo, de Amnistía Internacional, centró su intervención en denunciar la violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas haitianas.
La militarización de la catástrofe fue algo absurdo, no se palió la inseguridad de mujeres y niñas ni de nadie.
Decepcionante entrevista de Amnistía Internacional con el presidente de Haití. Según Tamayo, el presidente no se preocupaba de la situación de su pueblo, solo de su agenda política.
Muchas mujeres daban a luz en vertederos, si ninguna garantía sanitaria ni asistencia.
En clave de género, las consecuencias de la tragedia son mucho más catastróficas.
María Sande, de Solidaridad Internacional, nos mostró su trabajo en “Contar con Haití para contar Haití” donde analiza la inmoralidad de utilizar determinadas imágenes de esta tragedia y el doble rasero utilizado con las víctimas de otra tragedia, la del 11-S.
En este trabajo se hace un análisis del tratamiento que se hizo desde las portadas de los periódicos del terremoto, proyectando una imagen pasiva o violenta del país. En realidad fue otra nueva ocupación militar, una injerencia más que acabó con la incipiente democracia. Los primeros días circuló por las portadas de los periódicos el titular de “Haití no existe”. En realidad fueron redes sociales de los propios vecinos los que organizaron la ayuda desde el principio. Estos grupos solidarios organizaron campamentos con seguridad; el pueblo se organizó desde el principio antes de que llegara nadie.
Nos solemos preguntar ¿Quién se acordará de Haití cuando los fotógrafos se hayan ido?, María Sande cree que sería mejor preguntar “de qué se acordarán”
El ex director de Veterinarios sin Fronteras y experto en soberanía alimentaria, Gustavo Duch, nos propuso cantar Haití, con H de Miguel Hernández:
Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.
Ilustró a los asistentes a la conferencia con la adaptación de un cuento con personajes que han influido, negativamente, en la historia de Haití, como los Duvalier o Monsanto.
También dejó claro que los llamados “donantes” son en realidad acreedores.
Para finalizar el acto se dio paso a las intervenciones del público que llenó la sala.
Algunas de las intervenciones criticaron que, tanto en Haití como Perú y otros países del entorno, se haya desmantelado el sector público y se hayan quedado sin recursos para hacer frente a tragedias como esta del terremoto.
También pusieron en evidencia que los grandes medios de comunicación hubieran ocultado que la inmensa mayoría de la ayuda médica recibida por Haití fue cubana, pero también de otros países del entorno, como la vecina República Dominicana, Brasil, Venezuela o Ecuador, entre otros.
Otro dato que salió en las intervenciones del público fue que durante el pasado año, se utilizaron 70 millones de € de las ayudas para financiar empresas privadas de gestión del agua.
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[Publicado en La República.es]
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