En un lejano país, del que dicen que goza de un régimen democrático, dimite el jefe del Estado y nombra a su hijo para el cargo. Así, con un par. Y lo llamativo es que los dos partidos políticos mayoritarios, uno de derechas y el otro socialdemócrata, están de acuerdo con ello. Y no solo eso sino que ya están pensando que la nieta debe ser también jefa del Estado cuando su padre dimita o muera.
No es broma, eso está pasando de verdad en un sistema político que llaman democracia. En vez de someterlo a votación, como es normal y lógico, eligen como jefe del Estado a los miembros de una misma familia; el resto de ciudadanos no tendrá nunca jamás esa oportunidad.
Todo muy raro, la verdad. Menos mal que eso en España no pasa.
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